¡Cuántas cosas pueden pasar en un trayecto en tren!

¡Cuántas cosas pueden pasar en un trayecto en tren, en la India claro!

Como os conté viajaba de Varanasi a Calcuta en clase sleeper, la más barata, y me había tocado la litera del medio que en ese momento, al ser de día, estaba cerrada. Y ocurrió lo que ya me imaginaba, si hay tres literas en principio tienen que haber máximo tres personas sentadas, pero no, al ser la clase baja toda la gente que viaja sin billete o sin litera asignada se viene a buscar un hueco aquí. Y lo sé porque saqué la cabeza al vagón de tercera clase y estaban todos bien anchos y fresquitos, ¡uff que envidia!. Pero si hubiera estado allí probablemente no habría visto como un hombre se sentaba encima de otro, ¡si si, buenísimo!, pasó justo delante de mí. En el banco de enfrente habían cuatro señores sentados que ya estaban algo apretados porqué no es que fueran muy delgados, y lo bueno fue cuando llegó un quinto señor que pensó que cabía y de forma bastante directa señaló el hueco que quería, dijo algo en tono borde, y al ver que no le hacían caso se sentó encima de uno de los hombres y ¡empezó a mover el culo para hacerse un hueco! Hahah. Acabó sentado con medio culo fuera del banco y aplastando a dos de los hombres, que increíblemente no dijeron nada y ni siquiera se movieron un poco. Yo por suerte estaba sentado entre un chico Indio (Tarun), que no se inmutó, y una chica japonesa (Saori), con la que nos miramos mutuamente y fue imposible no reirse. Después de esto siempre que pasaba alguien buscando un sitio instintibamente me salía alargar los brazos y piernas para ocupar el máximo de sitio y que no se sintieran tentados a probar de sentarse hahah.

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Detrás del hombre de «rojo» aún hay otro señor, es decir son 5 en el banco, si os fijáis se ven sus manos

Después de esto todas las demás anécdotas del tren se quedan en nada. A la hora de dormir se montan las tres literas y los que no tienen acaban durmiendo en el suelo o donde pueden. wpid-actp0180.jpgYo conseguí cambiar mi litera por una litera de arriba donde pensé que estaría más tranquilo y seguro. Pero por mala suerte no fue así… yo duermo bastante profundo y por eso siempre tengo mis pertenencias junto a mí y estratégicamente colocadas para enterarme si pasa algo. Todo bajo control menos el móvil, que simplemente lo dejé en mi bolsillo para tenerlo a mano. Pues entre las 5 y las 9 de la mañana alguien se apropió de mi móvil, ¡una buena putada! Probablemente se deslizó de mi bolsillo y alguien lo cogió. Acababa de perder todos los contactos que había ido haciendo durante el viaje, gran parte de mi diario y muchos datos curiosos que había ido anotando… el móvil era muy sencillo y no tenía un gran valor económico, pero lo que molesta es que a mi me iba perfecto y ahora tenía que perder tiempo para conseguir otro.

Al llegar a la estación fui con Saori, la chica japonesa que había conocido en el tren y que quiso ayudarme, a denunciar el robo del móvil (nunca se sabe). Y hay veces que ser turista tiene sus ventajas, como en este caso, que al llegar a comisaría me hicieron pasar el primero saltándome una larga cola. ¡No me preguntéis porqué pero al salir a la calle lo primero que pensé es que parecía que estuviera en Cuba! Nunca he estado allí, pero las calles de Calcuta y sus particulares taxis amarillos me produjeron esta comparación.

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Después como yo no tenía ningún plan me fui al hostal que había reservado Satori para preguntar por una habitación, pero me dijeron que no podía porque no era japonés, ¡pero que es esto! Hahah, ¡un hostal solo para japoneses en Calcuta! Pues si… así que me fui a Southern street que dicen que es la calle de los «backpackers» (mochileros) en Calcuta. Los hostales dejaban bastante que desear y la mayoría estaban llenos porque en esta temporada mucha gente de Bangladesh viene a Calcuta a comprar ropa para luego revenderla en su país, ¡curioso!

Llegué a Calcuta con la idea de que se trataba de una ciudad bastante pobre y me chocó bastante lo que me encontré. ¡Era la primera ciudad con las calles asfaltadas y aceras! Había incluso bancos para sentarse, barandillas y muy de vez en cuando alguna papelera. Era completamente diferente a Delhi o Varanasi, todo parecía tener cierto orden, y puede que solo fuera el efecto que creaba ver las calles con aceras pero la ciudad parecía bastante más limpia que las demás. Y otro punto a favor es que hacía humedad y así no hacía tanto calor, ¡que descanso!

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En el hostal conocí a Geordie and Rachel, él de Escocia y ella de Inglaterra, eran los primeros viajeros más jóvenes que yo que conocía. Llevaban unos meses viajando en moto por la wpid-img_0235.jpgIndia y la verdad es que tenían un montón de anécdotas divertidas, encuentros con monos ladrones, algún que otro susto en moto o haber sido invitados en una boda y casi ser más protagonistas que los novios. La verdad es que era increible salir a la calle con ellos, porque vale que a mi me había pasado bastante que los indios querían hacerse fotos conmigo, ¡pero ellos que los dos eran rubios parecían famosos!, les podían pedir 15 fotos en una mañana y a mi que soy un poco conguito ninguna, hahaha. La verdad es que me lo pasé muy bien con ellos, visitando Calcuta y compartiendo alguna que otra cerveza en el hostal. Los tres coincidíamos en que Calcuta era una ciudad diferente, más tranquila, más organizada y bonita. Parece una tontería pero una noche que fuimos a un parque nos encontramos a bastantes parejas paseando de la mano y incluso besándose, ¡y esto cuesta de ver!

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¡Ah! ¡Y una cosa que creo que no os había contado es que ya estoy en Tailandia! No, no tengo un monopatín volador ni con superpoderes… hahah. Pero aunque la primera intención era viajar de Delhi a Nueva Zelanda por tierra y mar, tuve que cambiar mis planes porque Myanmar está gobernado por un régimen militar y a día de hoy tiene zonas del país cerradas al turismo, entre ellas, la zona norte del país que da a la frontera con la India. Así que después de leer las experiencias de otros viajeros decidí que tenía bastante más sentido coger un avión. Porque según decían para cruzar la frontera necesitabas tramitar un permiso especial a parte del visado, contratar un guía y disponer de algún vehículo, y todo esto es bastante dinero. Miré vuelos baratos hacía Tailandia y ¡tachán! por 80€ podías viajar de Calcuta a Bangkok. Claro que no es lo mismo, me he saltado un país que mucha gente dice que es maravilloso, pero hay veces que se tiene que escoger… y yo escogí ahorrarme dinero y tiempo. Quise ser práctico y creo que por ser mi primer viaje ya tengo un recorrido bastante largo y este dinero me irá bastante bien 🙂

No tardaré en contaros sobre Tailandia porque me muero de ganas ¡Esto es increible! ¡La aventura a vuelto y estoy contento!

Más fotos de Calcuta:

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